El plasma está formado por:
· Enzimas, lípidos, sales inorgánicas, vitaminas
· agua
· proteínas
· Factores de coagulación.
· Albúmina.
· Gammaglobulinas.
Dentro de los elementos formes se allan
· Eritrocitos
· Leucocitos.
· Plaquetas:
Sangre:
La sangre es uno de los tres principales fluidos del cuerpo (los otros dos son el líquido extracelular y el líquido intracelular) que suministra oxígeno y transporta nutrientes, productos de desecho y mensajeros hormonales a cada una de las células del cuerpo, además protege el cuerpo contra los agentes extraños. En la sangre de un adulto hay cerca de 30 billones de células. Cada milímetro cúbico de sangre contiene entre 4,5 y 5,5 millones de eritrocitos (globulos rojos) y un promedio de 7.500 a 10.000 Leucocitos (glóbulos blancos) y entre 150.000 y 400.000 Plaquetas.
Estos elementos se van renovando constantemente, cuando se destruyenen, el cuerpo produce nuevas, ejemplo, La tasa de destrucción aproximada de glóbulos rojos es de 2,5 millones por segundo, produciéndose en el mismo tiempo idéntica cantidad.
Eritrocitos:
Constituyen aproximadamente el 45% de la sangre. Su función principal es llevar el oxígeno a los tejidos (transportan el 99% de las necesidades de oxígeno del cuerpo) y quitar el dióxido de carbono. Se componen principalmente de agua y hemoglobina, una proteína que contiene hierro.
La hemoglobina da el color rojo a estas células y se encuentra tan concentrada en cada una que casi llega a formar cristales. Es una proteína muy importante en el transporte del oxígeno y el dióxido de carbono.
Los eritrocitos se producen en el tejido mieloide, más conocido como médula ósea. Esta se halla principalmente en el esternón, costillas, huesos del cráneo, cresta ilíaca y fémur, aunque otros huesos también pueden contener cantidades pequeñas de este tejido.
Primero, la célula se divide en dos. Cada una de ellas se vuelve a dividir hasta que se formen dieciséis células. Dentro de cada una de las células se produce la hemoglobina. Esta producción continúa hasta que la concentración de la proteína llega a ser del 95% del peso seco de la célula. Cuando se acerca a esta saturación, la célula expele su núcleo, asumiendo una forma bicóncava que le permite aumentar su capacidad transportadora de oxígeno. En estos momentos la célula se denomina corpúsculo. La formación de un corpúsculo completo dura seis días y la célula sólo vivirá durante 120 días.
Aproximadamente dos millones y medio de glóbulos rojos se destruyen cada segundo, liberando distintos componentes, algunos de los cuales se volverán a usar para fabricar nuevas células. La producción normal de eritrocitos depende del suministro adecuado en el organismo de hierro y de dos vitaminas importantes, B12 y ácido fólico.
Hay muchas enfermedades debido a deficiencias en los eritrocitos y se conocen con el nombre de anemias.
Plaquetas:
Los megacariocitos, son células gigantes, residentes en la médula ósea; su fragmentación origina a las plaquetas, que luego son lanzadas a la circulación.
Las plaquetas participan directamente en dos mecanismos, el de hemostasia y el de coagulación de la sangre. Nos ayudan a controlar el sangrado, cuando un vaso sanguíneo es dañado.
Estas se concentran en el sitio lesionado y reparan temporalmente la pérdida sanguínea.
Las plaquetas presentan un conjunto de propiedades que favorecen a los mecanismos de hemostasia.
La agregación (permite que las plaquetas puedan unirse unas a otras, constituyendo un grumo plaquetario, que dará origen al coagulo).
La retracción (una vez que la lesión se ha resuelto el coagulo comienza a disolverse).
El valor normal de las plaquetas es de 150.000 a 400.000 por mm3
Si el valor aumenta, se denomina trombocitosis o plaquetosis.
Si el valor disminuye, se llama trombocitopenia.
Del total de las plaquetas, la mitad se encuentra en circulación, y la otra mitad se encuentra en el bazo.
La vida media de las plaquetas es de 7 a 10 días, luego se destruyen en el sistema mononuclear fagocítico.
El motivo por el cual las plaquetas descienden puede ser debido a:
· Destrucción aumentada (PTI, trastornos auto inmunes)
· Coagulación intravascular diseminada (CID)
· Anemia hemolítica microangiopática.
· Hiperesplenismo.
· Disminución de la producción, por falta de megacariocitos en la médula ósea.
· Invasión de la médula ósea.
· Quimioterapia.
· Prótesis valvular coronaria.
· Transfusión masiva de sangre (hemodilución).
· Shock anafiláctico.
· Infecciones.
· Fármacos (Ac. Valproico)
Las plaquetas pueden aumentan su número por:
· Anemia por falta de hierro.
· Enfermedad de Kawasaki.
· Síndrome nefrótico.
Valores > 50.000 nos encontramos dentro del rango hemostático.
De 400.000-800.000 existe una plaquetosis moderada. Generalmente a patologías secundarias.
> 800.000 plaquetosis grave, ya que al existir mucha cantidad, estas pueden no funcionar en el momento de una lesión.
Las alteraciones plaquetarias trae aparejado un síndrome denominado purpúrico, el cual el paciente puede tener en primer término, manifestaciones en la piel y/o mucosas representadas en pequeñas manchas puntiformes de color rojo borravino el cual se las conoce como petequias.
Aparecen siempre en las regiones donde hay mayor presión hidrostática, como en los miembros inferiores y en los pacientes que se encuentran acostados, en la espalda. Si el sangrado es importante se pueden observar hematomas o equimosis.
A medida que se complica el cuadro el sangrado ya es notable y por lo general se observa en las mucosas (epistaxis, gingiborragia, hemoptisis, melena) puede existir hematuria macro o microscópica, y lo mas temido es el sangrado del sistema nervioso central.
Leucocitos:
Los glóbulos blancos de la sangre, llamados leucocitos, se encuentran en una proporción de 600 a 1 con respecto a los glóbulos rojos. Estas células poseen menos color y forma esférica, siendo un poco más grandes que los eritrocitos. Son células completas que constan de un núcleo y otras estructuras intracelulares que les dan autonomía propia. Existen cinco tipos de leucocitos, tres de los cuales tienen un aspecto granular: los neutrofilos, eosinófilos y basófilos. Los otros dos, los linfocitos y monocitos, tienen citoplasmas lisos, no granulares. La función principal de los leucocitos es la defensa contra los materiales "extraños" (agentes infecciosos, cuerpos extraños, proteínas anómalas). Gran parte de los leucocitos están en movimiento, fluyendo a través de la sangre y entre las células de los tejidos. Ante la presencia de un material extraño, los basófilos y algunos linfocitos expulsan sustancias químicas que inician la inflamación, atrapando al invasor. Los otros leucocitos entonces atrapan el material extraño en su citoplasma y lo digieren. Este proceso de digestión se denomina fagocitosis y las células que digieren a los microorganismos se llaman fagocitos.
Los fagocitos más numerosos son los neutrofilos. Además de los neutrofilos, eosinófilos y monocitos, el organismo posee otros fagocitos que no son leucocitos, se clasifican como células reticuloendoteliales, un tipo de células del tejido conectivo.
La mayoría de los leucocitos viven tan sólo unas horas. En condiciones normales se encuentran en un número escaso, aunque sus reservas se mantienen continuamente en la médula ósea, los ganglios linfáticos y el bazo, donde pueden vivir más de una semana. La médula ósea está produciendo continuamente células blancas, excepto linfocitos y monocitos, y posee una reserva de células disponibles en caso de necesidad. Los linfocitos y monocitos se producen en el tejido linfático localizado en los ganglios linfáticos y el bazo. Cuando un parásito o virus invade y empieza a colonizar el organismo, las células blancas de reserva se liberan y se inicia la fabricación de grandes cantidades de células blancas. Es este aumento en su producción el que origina la fiebre.
Eosinófilos:
Neutrofilos:
Los neutrofilos, en condiciones normales, constituyen aproximadamente el 60% del total de células blancas de la sangre.
El neutrofilo es una célula blanca madura granulada cuyo núcleo contiene de tres a cinco lóbulos distintos que se unen por finas hebras de cromatina.
La función primaria de los neutrofilos es la ingestión y digestión de partículas, sobre todo bacterias virulentas. Lo hacen extiendo sus pseudópodos y envolviendo a los invasores en los pliegues citoplasmáticos; la vacuola así formada se denomina fagosoma.
Los gránulos citoplasmáticos del neutrofilo están llenos de enzimas "corrosivas" que al fusionarse con la membrana del fagosoma la destruye.
Basófilos:
Linfocitos:
Es aproximadamente el 25% de los glóbulos blancos. Son responsables de la inmunidad específica.
Se producen en el tejido linfático que se encuentra en los ganglios linfáticos. Y de allí migran hacia órganos linfoides y espacios titulares.
Los linfocitos se pueden clasificar en tres tipos: linfocitos T, linfocitos B. y Células agresoras naturales (NK).
La "T", representa al timo, la glándula en donde maduran y se diferencian en la niñez, pero en la edad adulta, lo hacen en la piel y mucosa intestinal.
Los linfocitos T poseen un doble papel en el mecanismo inmune: la lucha contra las células extrañas atacándolas directamente mediante la liberación de sustancias químicas y el control el mecanismo inmune. Los linfocitos T actúan como supresores, protegiendo el organismo de los excesos de su propia defensa y estimulando a los linfocitos B para que actúen.
Los linfocitos B son los que producen los anticuerpos.
En los mamíferos los linfocitos B se diferencian en la médula ósea, mientras que en las aves en la bursa o bolsa de Fabricio (de allí la letra “B”).
Constituyen del 5 al 15% de los linfocitos circulantes.
Reconocen al antígeno por medio de las inmunoglobulinas de membrana. Esta memoria perdura por muchos años y al encontrarse frente al agresor nuevamente, tienen la capacidad de dar una respuesta inmunitaria más rápida.
Las célula agresoras naturales, carecen de especificidad y de memoria. Por lo que forman parte del sistema de inmunidad natural o inespecífico.
Representan el 15 – 20% de los linfocitos sanguíneos.
Su acción es citotóxica y regula el sistema inmune a través de las citoquinas que fabrican.
La función es la de eliminar por inducción de apoptosis a células própias infectadas con virus o células tumorales.
Monocitos:
Cuando hacen frente a invasores microscópicos, los monocitos dejan el torrente sanguíneo y aumentan de cinco a diez veces su tamaño inicial, denominándose entonces macrófagos. Estos fagocitos gigantes pueden digerir gran número de microorganismos y vivir incluso años. En lugar de ser destruidos por sus propias enzimas digestivas, los macrófagos pueden vaciar el contenido de sus fagosomas en los tejidos circundantes y continuar la lucha. Cuando luchan contra un invasor particularmente grande o resistente, varios macrófagos pueden fusionarse y crear una célula gigante con muchos núcleos. Estas células gigantes son ricas en lisosomas, los cuales contienen enzimas "corrosivas" para luchar contra bacterias, toxinas o virus. Los macrófagos se encuentran en los pulmones, el intestino y muchos otros órganos. En los nódulos linfáticos los macrófagos lanzan sus dendritas para anclarse allí. Sin embargo, cuando se produce una infección sueltan sus anclajes y son transportados a través de la linfa al lugar de la infección para luchar contra el agresor. En el cerebro y la médula espinal estas células se denominan microglia y en el tejido situado bajo la piel, histiocitos tisulares.
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